lunes, 23 de mayo de 2011

pérdida... ganancia

Yakov entendió que la cosa iba mal y que no había polvos que pudieran ayudarle ya. Cuando volvía a casa iba pensando que de su muerte resultaría al menos una ganacia: no tendría que comer, ni beber, ni pagar impuestos, ni ofender a nadie; y como el individuo permanece en la tumba durante cientos y miles de años, la suma de ello da por resultado una ganancia colosal. Así, pues, la vida es para el hombre una pérdida, la muerte una ganancia. Está conclusión es, por supuesto, correcta, pero también lamentable y amarga. ¿Por qué en este mundo las cosas están ordenadas de modo que la vida, que el hombre recibe tan sólo una vez, deba transcurrir sin ganancia alguna?


(El violín de Rothschild. Anton Chéjov)