domingo, 5 de febrero de 2012

mental y espiritual

Me gustaban los combates. De alguna forma me recordaban a la escritura. Se necesitaban las mismas cosas: talento, cojones y estar en forma. Sólo que la forma era mental y espiritual. Nunca se era un escritor. Uno tenía que convertirse en escritor cada vez que se sentaba a la máquina. No era tan difícil una vez sentado frente a la máquina de escribir. A veces lo que era difícil era encontrar aquella silla y sentarse en ella. A veces uno no podía hacerlo. Igual que al resto de los mortales, a uno se le atravesaban cosas delante: pequeños problemas, grandes problemas, continuos golpes y vapuleos. Uno tenía que estar en forma para soportar aquello que intentaba matarlo. Ese era el mensaje que yo sacaba al observar los combates, o al observar correr a los caballos, o al ver la forma en que los jockeys intentaban superar todo el tiempo la mala suerte, caídas del caballo en los hipódromos y pequeños horrores personales fuera del hipódromo. Yo escribía sobre la vida, ja ja. Pero lo que realmente me asombraba era el enorme valor de algunas de las personas que vivían esa vida. Eso me ayudaba a seguir adelante.


(Hollywood, Charles Bukowski)

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