viernes, 30 de marzo de 2012

Sin olvido

Lo que se veía en Roma no se olvidaba pronto. Treinta años después, un amigo de Goethe llamado Hofrath Meyer aún hablaba con deleite sobre un zapatero al que había visto allí, golpeando tiras de cuero contra una antigua cabeza de mármol de un emperador que se hallaba ante su puerta.


(Roma, Robert Hughes)

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Ese oscuro sitio de la mente

Yo no creé el Fascismo. Lo extraje de las mentes inconscientes de los italianos. Si eso no hubiera sido así, todos ellos no me habrían seguido durante veinte años; repito, 'todos' ellos.

(Benito Mussolini)

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Banco público


Las relaciones con los poderes empiezan a cambiar de forma vaga y triste. Su debilidad económica ha hecho a éstos perder su aspecto temible… Pero hoy comienza a retornarse a una situación que sin duda no conoce el complejo de Edipo, pero sí el asesinato del padre.

(Minima Moralia, T. W. Adorno)

notas sobre "De los dos lados"


-Este es el amor puro. Sin cavilaciones, sin traición, sin mentira.


Jim un día le dijo: “Esta vida no es más que un pasaje”. Se deslizaba por ella tan levemente que nada terrestre lo alcanzaba; pero no podía evitar que su encanto alcanzara a los otros. Sin duda porque las conversaciones graves lo contrariaban, pasó un mes antes de hablarle de religión.
-Debemos evitar que muera el alma –explicó.
-¿Cómo sabes que hay otra vida? –preguntó ella, que nunca había dudado.
-Por los sueños.
-Temo que la otra vida no me guste –dijo Celia-. Los sueños son horribles.
-La otra vida no es horrible; los sueños sí, mientras no aprendemos a orientarnos en la eternidad. Un rato, cada noche, a ciegas, no basta. Hay que practicar ¿cómo diré? El sonambulismo del alma.



(De los dos lados, Adolfo Bioy Casares)

jueves, 29 de marzo de 2012

Para Marcel Proust



Los verdaderos obstáculos están en otra parte. La ocupación con las cosas del espíritu se ha convertido con el tiempo “prácticamente” en una actividad con una estricta división del trabajo, con ramas y numerus clausus. El materialmente independiente que la escoge por aversión a la ignominia de ganar dinero no estará dispuesto a reconocerlo… La departamentalización del espíritu es un medio para deshacerse de él ahí donde no viene ex officio establecida su función.


(Minima Moralia, T. W. Adorno)

miércoles, 28 de marzo de 2012

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Jirafa

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el pasar de los años

La lamentable verdad es que toda cultura se agota, igual que los seres humanos individuales; con el paso del tiempo, sus energías se van debilitando progresivametne y por fin se acaban. Tienen una vida colectiva, pero esa vida depende por entero de la renovación del talento individual de una década a la siguiente. El mero hecho de que una vez produjeran cosas extraordinarias no garantiza nada en cuanto a su futuro; de lo contrario, se podría haber esperado que (por ejemplo) Egipto o la América maya hubieran producido algo memorable a lo largo de los útlimos siglos.


(Roma, Robert Hughes)

notas sobre "La ciudad sin nombre"


Sólo en los fantasmas terribles de las drogas o en el delirio otro hombre puede tener un descenso como el mío.


(La ciudad sin nombre, H. P. Lovecraft)

notas sobre "Arthur Jermyn"



La vida es algo espantoso, y en el fondo tras lo que sabemos de ella asoman indicios demoníacos de verdad que a veces la hacen mil veces más espantosa. La ciencia, y a opresiva por su escandalosas revelaciones, tal vez sea la exterminadora definitiva de nuestras especies humanas –si es que somos especies separadas- porque su reserva de horrores no adivinados jamás podría ser soportada por los cerebros mortales si se liberara sobre el mundo.


(Hechos concernientes al finado Arthur Jermyn y su familia, H. P. Lovecraft)

viernes, 23 de marzo de 2012

notas sobre "El don supremo"



Más que facultad, yo diría que la imaginación es virtud. En el origen de todo acto cruel ¿no hay una pobreza de imaginación, que impide la menor corridita simpática, el traslado, siquiera momentáneo, a la situación del prójimo? El egoísmo proviene de idéntico defecto. Con visión clara de nuestra futilidad ¿pondríamos tanto empeño en fomentarnos y en agasajarnos?
La mente humana, máquina bastante simple, trabaja con pocas ideas. El párrafo anterior registra una de las que habitualmente me ocupan. Aquí va otra: los viajes, porque nos enriquecen de recuerdos, agrandan la vida. Despachado el ideario, me apresuro a declarar que mi conducta es libre.


-¿A usted no le importa perder?
-Sospecho que a él le importa ganar.
-¿Para que él ganara usted dio por buena la pelota?
-Es claro.
-Qué generosidad. Qué espíritu deportivo.


-La idea es un consuelo. Sin embargo nada disculpa ese lenguaje. ¡Hablar así de las mujeres, que merecen nuestro respeto y protección! Yo también hablaré de una mujer. No con sarcasmos baratos. ¡Con el corazón en la mano! Cuando allá arriba lo vi tan digno me dije: “Si apenas lo conozco, mejor. Será un consejero imparcial. Voy a consultarlo”.


Comentario sobre El don supremo

Mi yerro, como escritor, fue probablemente el de contar ficciones, a la postre mentiras; las mentiras, quién lo ignora, llevan adentro un germen de muerte. Ahora contaré un suceso verdadero...


(El don supremo, Adolfo Bioy Casares)

notas sobre "La tumba"



... Los hombres de intelecto más amplio saben que no existe una distinción nítida entre lo real y lo irreal; que todas las cosas parecen lo que parecen sólo en virtud de los delicados medios individuales físicos y mentales a través de los cuales tomamos conciencia de ellos; pero el materialismo prosaico de la mayoría condena como locura los relámpagos de clarividencia que traspasan el velo común del empirismo obvio.


... Ninguna criatura humana puede hacerlo; porque la falta de compañía de los vivios, inevitablemente lleva a la compañía de seres que no están, o que ya no están vivos.


(La tumba, H. P. Lovecraft)

miércoles, 21 de marzo de 2012

notas sobre "La sierva ajena"

La sierva ajena


En alguna parte leí que un apretado tejido de infortunios labra la historia de los hombres, desde la primera aurora, pero a mí me agrada suponer que hubo periodos tranquilos y que por un inapelable golpe de azar me toca vivir el momento, confuso y épico, de la culminación... Como siempre ocurre (por mucho que aguce cada cual la facultad de prever), inesperadamente, actores y espectadores, nos encontramos en medio de la tragedia.



-Tiene plata –dictaminó M. Vallet.

He aquí otro error. El único encanto de la gente rica no es la plata; no hay que olvidar lo que yo denomino factores imponderables. Todos recordarán un caso reciente: el de la muchacha que se comprometió, ante la irritada desaprobación de nuestro medio, con el más horrible de los industriales. Conozco a la muchacha, sé que es imaginativa y poética, estoy seguro de que ha soñado con príncipes. Los príncipes, hoy en día, son los industriales; sus castillos, las altas chimeneas de las fábricas.




-Tan escasa –comentó un muchacho que empiezo a encontrar en todas partes, pero que felizmente no conozco aún-, tan escasa que inferimos que debe ser cuidada y exquisita. Grave error.

-Yo sabía que era argentino –dijo mi prima- pero nunca pensé que hubiera vivido en el país. Creí que era uno de esos desterrados voluntarios del tiempo en que el peso pisaba fuerte.




...Es indudable que tardó menos en enamorarse que en advertir que estaba enamorada.




... “Me parecían”, confesó, “gente sin defectos, por lo menos en el trato y en la piel...




... El hombre es un desheredado que debe aprenderlo todo; para cuestiones sentimentales, a los veinticuatro años tiene seis u ocho de edad. En la mujer obras casi intactos, los defectos y las virtudes del instinto; cada una hereda la experiencia acumulada desde el origen del mundo... Agregó: “Yo era, ante ella, como un niño; como un niño que, por no estar formado, puede ser impuro o procaz. Para distinguir el bien del mal debía mirarla”.




La alegría de amar

quise explicarte.

No alcanza el arte.




-Te quiero.

Conmovido, pensó que su retardo había perturbado a Flora. Corrió hacia ella y exclamó:

-¡Mi querida!




Pensó: “La vida no es dramática, pero hay personas dramáticas, que debemos evitar. La madre es loca y la hija es rara”.




Por aquel tiempo, Urbina estaba tan imbuido en la literatura que, para él –y, por cierto, imaginaba que para todo el mundo- nada era más real que un problema literario. Se excusó nuevamente de que el último hai-kai fuera “endeble, muy endeble”




-Para mí, está loca.

-Es mujer, que es lo mismo –respondió el chauffeur, con indulgencia-. Uno vive con ellas, las toma en serio, las consulta para todo y después se extraña que el mundo ande al revés.




Al otro día no estaba menos afligido; este implacable observador de la vida y de sí mismo, este literato, se abandonó al infortunio de la nostalgia y de la espera; pensaba en Flora, pensaba en el teléfono, postergaba un llamado al Tigre, que no se resolvía a intentar, ansiaba un llamado del Tigre, que no ocurría.




... “Sucedió lo inverosímil”, se dijo. “Estoy enamorado.” Estaba incómodo, inquieto, un poco enfermo, flaco y ojeroso.



“¡Qué rival tengo!”, sonreía, movía la cabeza. “Pero, a mi modo, soy de tan poca confianza como el tal Rudolf. Me dan la espalda y ya estoy riéndome de los sentimientos de Flora. Lo que salva al amor (reconozcamos que todo amor es un poco ciego, bastante ridículo, demasiado antihigiénico e íntimo) es la pureza de los sentimientos.


(La sierva ajena, Adolfo Bioy Casares)

martes, 20 de marzo de 2012

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notas sobre "El héroe de las mujeres"

El héroe de las mujeres

Aseguró Lartigue que a un hombre y a una mujer que van juntos por este mundo de Dios los aparta un abismo y que si en algunas ocasiones están de acuerdo, es por algún malentendido, sin duda voluntario. Dijo, para terminar:
-Cuando más orgulloso está el hombre de su desempeño, no es raro que para la mujer no haya motivo de alegría.


Para contar con orden lo que pasó debo empezar por Laura, por Verona, por el ingeniero y por el tigre. De Laura diré lo indispensable. Si me dejo ir, sobre ella escribo un libro y no me acuerdo del resto.


-El héroe de las mujeres –observó Laura- no siempre es el héroe de los hombres.
Lartigue contestó:
-Una gran verdad; pero no olvide, señora, que en las películas el héroe es uno solo.


-Con su permiso voy a hacerle una pregunta que desde nuestra conversación con Baroffio, en el monte de la tapera, me da vueltas en la cabeza. No lo tome a mal, pero ¿por qué le mintió a Baroffio?
En el acto respondió Lartigue:
-Porque usted decía la verdad y porque se me ocurrió que el oficial no iba a creerle.
-¿Por qué el oficial no iba a creerme?
-Porque lo que usted decía era bastante raro.
-A mí mismo me pareció raro, pero no en el primer momento, sino después, cuando recapacité. Lo que no entiendo es por qué usted pensó que yo decía la verdad.
-Porque dijo que vio al tigre cuando entraba por la ventana. Y que se llevó a la señora.
-Así fue.
-Y que era bruno. Y que tenía ese chaleco.
-Mientras lo contaba, no me parecía raro que el tigre fuera el viejo Bruno.
-Usted decía lo que vio.
-¿Cómo sabe?
-¿Recuerda que le hablé de un cuaderno?
-¿Marca Bachiller? No sé por qué me fijé en ese cuaderno, al asomarme a su pieza, la tarde que llegamos a la tapera. Es de admirar cómo Laura arregló los cuartos en un ratito. Qué arte para ordenar una casa.



(El héroe de las mujeres, Adolfo Bioy Casares)

miércoles, 14 de marzo de 2012

notas sobre "los gatos de Ulthar"

Porque el gato es críptico, y está familiarizado con casas extrañas que los hombres no pueden ver. El gato es el alma del antiguo Egipto, y el portador de cuentos de ciudades olvidadas de Meroe y Ophir. Es pariente de los señores de la jungla, y heredero de los secretos de la vieja y siniestra África. La esfinge es su prima, y el gato habla su lenguaje; pero es más antiguo que la Esfinge, y recuerda lo que ella ha olvidado.


(Los gatos de Ulthar, H. P. Lovecraft)

lunes, 12 de marzo de 2012

notas sobre "Historia prodigiosa"



-Lo andan matrereando, como Cruz y Fierro –comenté.
-Los dioses no están abandonados –me aseguró-. Los dioses no necesitan de los hombres. ¡Los hombres son los abandonados!


-En privado puede usted opinar lo que quiera ¡y aún así! Pero no le permito que se mofe de medio mundo, que siembre una duda que no es constructiva, que niegue las creencias más arraigadas.


-¿Dios no existe? ¿El diablo no existe? ¿No hay vallas para la natural maldad de los hombres? No, amigo mío. Usted se equivoca y me apena. Dígame: ¿tampoco existen las cárceles, verdaderos establecimientos modelo, donde reprimimos a los delincuentes y aun a otros que, en su triste frivolidad, olvidan que no es posible ofender al prójimo? Deponga sus burlas y créame: hay cielo, hay infierno, y el infierno es tan necesario como el cielo. Confiese que todo existe, lo espero de su buen corazón, y estrecharé su mano.



(Historia prodigiosa, Adolfo Bioy Casares)

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